A lo largo de las generaciones, el profeta Eliahu o Elias (referido en los libros de Reyes I y II del Tanaj) ha alimentado el imaginario popular con innumerables leyendas y relatos, trasmitidos oralmente o por escrito. A menudo disfrazado, Eliahu resuelve los problemas materiales o espirituales de los más desfavorecidos y acude cada vez que se lo necesita para impartir justicia, castigar a los descarriados y premiar a los justos y temerosos de Dios. Y sólo estos últimos reúnen los méritos para verlo en sueños o, en ocasiones, incluso durante la vigilia. No obstante, todos los judíos tienen la esperanza de verlo, ya que según la tradición hebrea –y acaso sea ésta la máxima relevancia del profeta Elías– él será el heraldo anunciador de la llegada del Mesías en el día del Juicio Final, cuando por fin se inaugure una era de paz, justicia y bondad universal.